Con el paso del tiempo hay una mayor cantidad de personas que, a pesar de no ser celíacas, presentan cierta intolerancia al gluten, lo cual supone un problema que no es sencillo de detectar, por lo que suele ir perjudicando el organismo de forma gradual y silenciosa.
¿En qué consiste la intolerancia al gluten?
E incluso es posible que genere otros inconvenientes de salud que no suelen ser fáciles de asociar al gluten.
Por eso, a lo largo de este artículo queremos presentarte algunas claves que podrían ayudarte a reconocer este tipo de intolerancia, pero antes te explicamos qué es la intolerancia al gluten.
El gluten consiste en una proteína que está presente en la cebada, el trigo, el centeno y también el triticale, la cual puede afectar negativamente a quienes son celíacos, debido a que el sistema inmunológico de estas personas suele responder de forma distinta a dicha proteína de lo que ocurre con las personas que no sufren de esta condición.
Ahora bien, la intolerancia al gluten se trata de una enfermedad genética que quienes poseen un familiar que la presente cuentan con una mayor probabilidad de padecer, pero existen ciertos casos en los que se encuentra “dormida”, por lo que no causa síntomas hasta el momento en que el individuo experimenta altos niveles de estrés o, sencillamente, después de cierto tiempo.
Por eso, saber distinguir e identificar los síntomas causados por esta intolerancia resulta esencial, a fin de lograr empezar un tratamiento idóneo tan pronto como sea posible y así prevenir el consumo de gluten, consiguiendo un mayor bienestar.
¿De qué forma reconocer esta intolerancia?
Existen ciertas maneras de identificar la intolerancia al gluten, destacando especialmente las señaladas a continuación:
Debes prestar atención a los niveles de energía que tienes después de consumir alimentos con gluten, ya que es posible que los mismos disminuyan un poco tras ingerir un plato grande, debido a que el organismo trabaja con el fin de poder digerirlo.
Debido a que el organismo de quienes presentan intolerancia al gluten debe esforzarse más para contrarrestar los efectos de su ingesta sobre el tracto digestivo, es común que experimentan cansancio inmediatamente después de comer.
Al contrario de la letargia común que es posible experimentar ocasionalmente tras la comida, las personas con intolerancia al gluten se podrían sentir totalmente exhaustos al terminar de comer.
Tienes que examinar también tanto tu estado mental como emocional al instante de comer alimentos que contengan trigo, ya que gran parte de las personas que presentan este tipo de intolerancia suelen indicar que al terminar de comer experimentan estados de irritabilidad.
La irritabilidad podría encontrarse vinculada con la fatiga, e incluso podría ser causada por la sensación general de debilidad, algo similar a lo que sucede al tener gripe o estar resfriado.
Ciertos individuos que padecen intolerancia al gluten señalan también el sentir la “mente nublada” después de comer, perdiendo su hilo de ideas con facilidad y teniendo problemas para concentrarse.
Tienes que observar cuando experimentas dolores de cabeza al terminar de comer.
Estos dolores no resultan específicos, por lo que podrían ser similares a migrañas, cefaleas en racimos y/o cefaleas tensionales, y aunque no existe una determinada clase de dolor de cabeza relacionado con la intolerancia al gluten, lo cierto es que muchas personas suelen presentarlos inmediatamente pasados 30-60 minutos de terminar la comida.
Debes observar si experimentas algún tipo de cambio en torno a tus extremidades, y es que en numerosas ocasiones, las personas intolerantes al gluten suelen presentar dolores articulares e incluso también hormigueo o adormecimiento tanto en los brazos como en las piernas.
Tienes que prestar atención a los síntomas relacionados con una mala salud digestiva.
En este sentido, aunque las personas con sensibilidad al gluten por lo general no suelen presentar síntomas gastrointestinales como ocurre con los celíacos, lo cierto es que existe la posibilidad de que experimenten molestias gastrointestinales.
Así, después de comer existe la probabilidad de que se presenten dolor e hinchazón abdominal, gases, estreñimiento, vómitos, diarrea e incluso también heces con olor fétido.
Asimismo, hay individuos que pueden llegar a experimentar otros síntomas como fatiga, anemia, pérdida de peso, úlceras bucales, hormigueo tanto las manos como los pies, osteoporosis o sarpullido.